Escuchaba oberturas de óperas de diferentes compositores, pero una llamo particularmente mi atención, La obertura de Guillermo Tell, la cual fue compuesta por Gioachino Rossini en año de 1828.
La obertura me hizo reflexionar sobre la vida humana y nuestra condición actual. Al estar escrita en cuatro partes puede ser comparada con las etapas de nuestras viadas que llegamos a vivir en algunas ocasiones.
La parte llamada Preludio da una emoción de miedo y angustia por la dificultad que estamos viviendo. Los seres humanos hemos protagonizado momentos y situaciones que parecen mucho a las películas de ficción, y nos hacen sentir que la energía interior ya no será suficiente para salir adelante.
Rossini logra sensación los violonchelos y los contrabajos, que asemejan a una oración. La cual puede ser el último recurso para alentarnos.
La segunda parte de la obertura llamada tormenta, pensé en las situaciones que hemos tratado de evitar, pero nos salen para enfrentarnos de frente. Para esta parte Rossini logra esta sensación con clarines y el fagot. Es una obscuridad y al parecer no hay luz, ni esperanza. Solo nosotros frente a nuestros propios miedos.
La tercera parte llamada Ransz des vaches o “llamado de las vacas”. Cuando la tormenta acaba, podemos ver, en algunas ocasiones los débiles rayos de sol. Nuestra alma agotada por la lucha interior a logrado salir victoriosa y nuestro cuerpo se prepara para levantarse y sacudirnos el lodo y secar las gotas que nos dejo la violenta lucha con nosotros mismo.
Y la parte Final: La marcha de los soldados suizos, esta parte es muy conocida pues es un galope lleno de dinamismo que nos lleva a estar de pie para seguir avanzando hacia adelante.
No sabemos que nos depara el destino pero estamos en pie de lucha y fortalecidos.
He admirado las representaciones artísticas porque representan la visión humana de nuestras propias emociones. Pero la música nos llega mediante las vibraciones de varios instrumentos que al ser ejecutados en un conjunto armonioso de sonidos puede transportarnos a nuestro interior, a nuestros recuerdos.
Los grandes compositores logran abrir la imaginación y el alma. Escriben y transmiten sensaciones que pueden ser diferentes para todos, pero transmiten una emoción que escuchamos y que con la ayuda de la imaginación vemos y sentimos.
Gioachino Rossini, compositor italiano que vivió en el periodo de 1792 y murió París en 1868. Dentro sus obras operísticas se encuentran: Il barbiere di Siviglia,La Cenerentola o L'italiana in Alger.
Fue en París donde Rossini compuso Guillermo Tell, la cual fue estrenada en año de 1829.
Con sólo treinta y siete años Rossini dejo de deleitarnos con sus óperas pues dejo de escribir.