Diálogos de Queso y Vino
- Eduardo Montoya
- 5 sept
- 2 Min. de lectura
Italia nos habla a través de sus sabores. En cada región, el queso y el vino se producen y se conciben como un diálogo. Ese lenguaje compartido lleva un nombre, abbinamento. Que trata de la búsqueda de armonías y contrastes que elevan a ambos protagonistas. Un queso intenso puede encontrar su equilibrio en la suavidad de un vino dulce; mientras que un tinto robusto se enciende frente a la complejidad de un lácteo madurado. El resultado es un balance que convierte cada bocado y cada sorbo en una experiencia completa en la mesa.

Existen dos grandes caminos. El primero es el maridaje por contraste, donde las diferencias crean armonía, un queso intenso que se suaviza con la dulzura de un vino. El segundo es el maridaje por afinidad, cuando dos productos de similar carácter se encuentran y refuerzan sus virtudes. El día de hoy queremos compartirte los maridajes favoritos de la Dante, seguro que alguno te convencerá.
Maridajes con sello italiano
Parmigiano Reggiano + Lambrusco
En Emilia-Romaña, el parmigiano revela su carácter, textura granulosa, notas intensas y un retrogusto prolongado que conquista. Frente a él, el Lambrusco despliega su frescura efervescente y ligera acidez frutal. Las burbujas limpian el paladar con cada sorbo y preparan el terreno para el siguiente bocado, en un ciclo delicioso que nunca cansa y que resume la esencia misma del abbinamento.

Gorgonzola Dolce + Passito o Moscato
El contraste aquí es la clave. La textura cremosa y la marcada salinidad del gorgonzola dolce encuentran su contrapunto en la dulzura envolvente de un passito o en la frescura aromática de un Moscato. La unión resulta en un juego de intensidades, lo potente se suaviza y lo dulce se enriquece. Un maridaje pensado para quienes buscan sabores decididos y no temen a combinaciones que despiertan el paladar desde el primer encuentro.

Pecorino Toscano + Chianti
En Toscana, el pecorino envejecido comparte no solo territorio, sino también espíritu con el Chianti. La firmeza de su pasta y el sabor ligeramente picante del queso se enlazan con la estructura tánica y la viva acidez del vino, creando un diálogo lleno de fuerza y continuidad. Es un encuentro que habla el mismo idioma, el de una tierra donde los sabores se expresan con carácter, pero siempre en equilibrio, como si hubieran nacido para acompañarse en la mesa.

Mozzarella di Bufala + Falanghina o Verdicchio
La frescura láctea de la mozzarella de búfala encuentra su mejor compañero en un vino blanco ligero, como la Falanghina campana o el Verdicchio de Le Marche. Sus notas cítricas, florales y su acidez vivaz realzan la suavidad del queso y equilibran su textura jugosa. El resultado es una combinación ideal para los días cálidos.

En Italia, el abbinamento es una tradición que honra los productos y el territorio del que nacen. Cada queso y cada vino llevan consigo la huella de su origen, el clima, la tierra, las manos que los elaboran. Al encontrarse en la mesa, no solo se acompañan, sino que narran juntos una historia de identidad y continuidad. Así, en cada bocado y cada sorbo, se prolonga un diálogo entre pasado y presente, que convierte el acto de comer en una experiencia cultural tanto como gastronómica.
Y tu, ¿Qué otra combinación nos recomiendas? Te leemos.









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